Situación económica de un país que se caracteriza por un estancamiento económico a la vez que persiste el alza de los precios y los salarios.
La Argentina, entre la estanflación y la pérdida de credibilidad
Juan Carlos Fábrega cuenta dólar por dólar. El jefe del Banco Central ha perdido la pulseada con el ministro Axel Kicillof, pero resiste. Cree posible cuidar las reservas internacionales y evitar una debacle mayor.
Culpa de los desbarajustes al ministro y a su entorno. Pero también menciona a Cristina Kirchner, que avala cada movida de Kicillof. La última, el “complot buitre” que enlaza al Fondo Eliot y el juez Griesa, con la embajada norteamericana, la aerolínea American y quizás al propio Barak Obama.
La Presidenta hará más denuncias de este tenor ante la ONU y quizás ante el G-20. Entre tanto, la economía se desmorona.
El elegido
Augusto Costa sería el elegido por Kicillof para reemplazar a Fábrega, si es que ocurre la salida del banquero.
Es lo que intenta el ministro desde hace algún tiempo y en especial la última semana con la difusión de versiones que señalan a Fábrega como responsable de operaciones “poco transparentes” y, además, de posiblemente fomentar el dólar “blue” para acelerar el fracaso de la gestión del propio Kicillof.
En estos menesteres consumen energía y grandes esfuerzos. Afuera del Gobierno, nada que haga o anuncie el ministro resulta creíble. La ley de abastecimiento o el cambio de jurisdicción para el pago de la deuda están vigentes, pero ningún sector económico y un amplio arco de la política creen que tenga utilidad y logre ayudar a encauzar el default, la caída del nivel de actividad o la inflación que se proyecta por encima de 40%. En la última semana, dos sectores emblemáticos para el kirchnerismo, han acercado posiciones con el Gobierno para dar alguna solución a la falta de dólares para importar.
Al sector automotriz se le autorizó un cupo de 100 millones de dólares mensuales, y al sector electrónico de Tierra del Fuego unos 80 millones.
Una pequeña cantidad en relación a sus necesidades reales. Estas decisiones explican el fenómeno de la estanflación: suben los precios no sólo por la emisión sino también porque se retrae la oferta. Sin importaciones, el sector automotriz y la electrónica fueguina, presentadas por años como ejemplo de la industrialización, no funcionan.
Demandan más divisas que las que generan. Al menos tres automotrices dejarán de traer modelos de Brasil y la mayoría no tiene intenciones de adherir al programa de créditos anunciado por el Gobierno, con escasos resultados.
12 cuotas
La última expectativa en el ámbito del Ministerio de Economía es el plan de las 12 cuotas. Imaginan que buena parte de los fondos que ahora se dirigen a comprar dólar ahorro y el “blue”, irán al gasto y consumo en especial de ropa e indumentaria. El equipo de Kicillof no da muestras de mucha imaginación o iniciativas para frenar las expectativas cambiarias, inflación y desempleo.
Uno de los temas clave es la situación del campo y el precio de la soja, que el viernes último cotizó por debajo de los 360 dólares la tonelada. No se conoce ninguna acción o iniciativa para abordar este escenario que supone una sustancial pérdida de dólares de exportación para el año próximo.
Salvo una probable intención de incautar los granos en los silos bolsa que permitiría la nueva ley de abastecimiento. Este año caerán el volumen de exportaciones totales y el próximo se espera otra merma. En dos años la Argentina habría desmejorado sus ventas por unos 10.000 millones de dólares. Con el nivel de reservas actuales, la ausencia de ingreso de capitales del exterior y los compromisos de pagos, la Argentina apenas lograría cubrir sus compromisos.
Si los procesos fueran lineales, al final del mandato de Cristina Kirchner el nivel de reservas sería similar al de la crisis de 2001. Son riesgos muy significativos que merecerían una atención más precisa.
Culpa de los desbarajustes al ministro y a su entorno. Pero también menciona a Cristina Kirchner, que avala cada movida de Kicillof. La última, el “complot buitre” que enlaza al Fondo Eliot y el juez Griesa, con la embajada norteamericana, la aerolínea American y quizás al propio Barak Obama.
La Presidenta hará más denuncias de este tenor ante la ONU y quizás ante el G-20. Entre tanto, la economía se desmorona.
El elegido
Augusto Costa sería el elegido por Kicillof para reemplazar a Fábrega, si es que ocurre la salida del banquero.
Es lo que intenta el ministro desde hace algún tiempo y en especial la última semana con la difusión de versiones que señalan a Fábrega como responsable de operaciones “poco transparentes” y, además, de posiblemente fomentar el dólar “blue” para acelerar el fracaso de la gestión del propio Kicillof.
En estos menesteres consumen energía y grandes esfuerzos. Afuera del Gobierno, nada que haga o anuncie el ministro resulta creíble. La ley de abastecimiento o el cambio de jurisdicción para el pago de la deuda están vigentes, pero ningún sector económico y un amplio arco de la política creen que tenga utilidad y logre ayudar a encauzar el default, la caída del nivel de actividad o la inflación que se proyecta por encima de 40%. En la última semana, dos sectores emblemáticos para el kirchnerismo, han acercado posiciones con el Gobierno para dar alguna solución a la falta de dólares para importar.
Al sector automotriz se le autorizó un cupo de 100 millones de dólares mensuales, y al sector electrónico de Tierra del Fuego unos 80 millones.
Una pequeña cantidad en relación a sus necesidades reales. Estas decisiones explican el fenómeno de la estanflación: suben los precios no sólo por la emisión sino también porque se retrae la oferta. Sin importaciones, el sector automotriz y la electrónica fueguina, presentadas por años como ejemplo de la industrialización, no funcionan.
Demandan más divisas que las que generan. Al menos tres automotrices dejarán de traer modelos de Brasil y la mayoría no tiene intenciones de adherir al programa de créditos anunciado por el Gobierno, con escasos resultados.
12 cuotas
La última expectativa en el ámbito del Ministerio de Economía es el plan de las 12 cuotas. Imaginan que buena parte de los fondos que ahora se dirigen a comprar dólar ahorro y el “blue”, irán al gasto y consumo en especial de ropa e indumentaria. El equipo de Kicillof no da muestras de mucha imaginación o iniciativas para frenar las expectativas cambiarias, inflación y desempleo.
Uno de los temas clave es la situación del campo y el precio de la soja, que el viernes último cotizó por debajo de los 360 dólares la tonelada. No se conoce ninguna acción o iniciativa para abordar este escenario que supone una sustancial pérdida de dólares de exportación para el año próximo.
Salvo una probable intención de incautar los granos en los silos bolsa que permitiría la nueva ley de abastecimiento. Este año caerán el volumen de exportaciones totales y el próximo se espera otra merma. En dos años la Argentina habría desmejorado sus ventas por unos 10.000 millones de dólares. Con el nivel de reservas actuales, la ausencia de ingreso de capitales del exterior y los compromisos de pagos, la Argentina apenas lograría cubrir sus compromisos.
Si los procesos fueran lineales, al final del mandato de Cristina Kirchner el nivel de reservas sería similar al de la crisis de 2001. Son riesgos muy significativos que merecerían una atención más precisa.
